martes, 15 de septiembre de 2009

Insomnio?

Cada vez tengo más necesidad de escribir, pequeños amigos. Y me levanto en medio de la noche como un ladrón, o un poseso, para poder plasmar todas las ideas que se alojan en mi cabeza. Da igual que sea una narración que uno de esos discursitos que saco de mis libretas de color granate.
El caso es que cada vez tengo mayor necesidad de contaros todas estas curiosidades.
Hay noches que me acogen en su frío seno. Hay noches tan poco nobles como las de cualquiera de vosotros. Hay noches en las que la única calefacción que disfruto viene del portátil, que calienta mis dedos mientras acaricio sus teclas.
Hay mañanas muy tempranas. Hay tardes muy cortas. Siempre hay letras que van creciendo por la pantalla.
Hay gente que no me deja cantar en su casa. Hay algunos que desearían cortarme la lengua. Hay otros que me envidian. Ninguno me comprende.
El artista siempre tiene la razón, pese a lo que digan los médicos y los jueces.
El verdadero artista se va a la cama con el mono (de pintura, malpensados) puesto, se ducha con la libreta y el lápiz, y se va al bar con la grabadora.
Y, en los momentos en los que está solo, reniega de su condición de humano y explota sobre un lienzo, o unahoja, o un portátil.
Hay artistas domesticados, que han sabido venderse. Y la sociedad ha asimilado su obra y su condición. Pero existen muchos que nos encontramos todavía en estado salvaje, que gozamos de libertad creativa, aunque no de tiempo. Ésos somos los verdaderos locos, los que creamos porque sí, a deshoras. Sin presupuestar el contenido de nuestra bilis, sin politizar, sin abrazar causas. Arte que se justifica por sí solo.
Somos muchos, aunque invisibles. No estamos organizados, por lo que todavía no se si desapareceremos lentamente, nos uniremos y protagonizaremos una rebelión, o todo seguirá igual. Y me importa un huevo, puesto que el corcho de mi habitación está lleno de anotaciones.

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