viernes, 29 de junio de 2012

Como en el día después

El aparato de las aspas marca los latidos,
así como cada gota de sudor que cae al suelo,
cada hora,
cada gruñido de la mecedora,
cada mosca
y cada posible acción o idea fabulosa,
prematuramente muerta de calor cenizo.
Hoy es un día tropical y radioactivo
que se pierde entre la larga lista de muchos otros
que no recordaríamos si no fuera
por ese cielo del fin del mundo.
Las ventanas permanecerán selladas
hasta que pase de largo la plaga.
La luz cobriza, opaca, tarde o temprano desaparecerá
dejando paso a una noche pegajosa,
sin estrellas,
sin vida ni glamour.
No saldremos a la calle, no vaya a ser que...