lunes, 21 de diciembre de 2015

a la protección del señor de la guerra local


Le debemos nuestras tierras,
nuestras personalidades
y nuestras escasas virtudes.
Nos advierte su periódico:
que no se os ocurra pestañear,
no sea que se ofusque con uno de nosotros
y se nos acabe el chollo 
Bien recogiditos,
los siervos,
trinan que trinan,
gorgotean,
esperan a que les caiga una migaja.
Por él hemos luchado tanto tiempo...
que hasta nos duelen los pies.

viernes, 11 de diciembre de 2015

¿Como vosotros?

Yo podría gritar sin emociones.
Unirme al torrente de voces relativas
descargando decibelios contra la realidad,
sin sentir nada.

Yo podría cantar sin música.
Acoger entre mis brazos cada una de vuestras historias
y abrazaros por los pasillos,
haciendo piruetas con vuestros sentimientos.
Si fuera necesario, delante del director.


Yo podría quejarme sin descanso,
mirando a mi único ombligo, consultándolo con fe.
Adaptado tan solo a mi realidad,
doctorándome en mezquindades comunes
como el resto de la gente,

Y nada de todo eso cambiaría
las huellas de mis pies planos.
Ni la inspiración artística que siento,
por necesidad perentoria,
cada vez que exhalo.

Soy un ave de ciudad.
Busco tendederos con ropa limpia
sobre la que defecar.

martes, 1 de diciembre de 2015

SEA CAFRE

Han dado comienzo los magníficos cursos que nos brinda, una vez más, la excelsa Federación Nacional del Trampantojo y la Chiclana.
En esta edición se propone el crecimiento personal como objetivo prioritario. Los socios podemos, tras asistir a todo el ciclo, dar rienda suelta a nuestra personalidad, libre de todos los condicionamientos sociales a los que estamos sometidos.

El primero de los cursos a los que hemos podido asistir nos invita al cafrismo. Esto no es una ideoligía, un movimiento, ni una forma de peinarse. Cualquier persona que se proponga ser feliz puede tratar de evolucionar a cafre.
Aquel que llega a ser verdaderamente cafre, descubre su potencial real, sin cortapisas.
El hecho de ser cafre, además de un modo de vida perfectamente válido e incluso bello, una obligación para con uno mismo. No cabe la impostura. El cafre lo es íntegramente. No cabe el descanso, el cafre lo es constantemente. No cabe justificarse, ni pedir disculpas. El cafre alcanza el estado de ser superior. Y, como tal, está obligado a comportarse.
Oliver Oliver nos ha impartido un fabuloso taller en el que hemos podido descubrir los medios para poder desarrollar todo nuestro potencial.
El cafre ya ha pasado por etapas anteriores, atávicas, del individuo. Dejó atras a los que simplemente prejuzgan, a aquellos que no se atienen a normas de convivencia elementales, e incluso a los que creen estar en posesión de la verdad. Ser cafre es mucho más.
No cabe prejuzgar a los cafres pues, aunque pudiera parecerlo, no es una vida fácil. No somos (nada más empezar a intentarlo, ya me considero un buen cafre. ¡Ésa es la actitud!) compredidos. No somos fáciles de tratar, ni estamos socialmente aceptados, como otros movimientos más hipócritas.
El señor Oliver nos enseña, pues, a llevar a cabo un gran avance personal tratando de comprender nuestras esencias. El autoconocimiento, la autoestima y la autocomplacencia como método consciente de búsqueda de la felicidad personal. Lo único que importa es uno mismo. Lo demás es contingente.
Por último, el gran maestro Oliver, nos conminó a que fuéramos cafres siempre. Que lo aprehendiéramos como nuestro modo de vida. Lejos de tomarlo como una moda, o una forma de intentar evitar las fiestas que se avecinan, su propuesta trata de ser perenne.
Les dejo con esta hojita-resumen que nos dieron a la salida del evento, que resume nuestra forma de actuar, y que puede ser de gran ayuda a todos aquellos que estéis empezando y no sepáis por donde seguir, os vendrá muy bien.


Más adelante les iré anunciando o reseñando los otros cursos comprendidos en esta serie. Si alguien está interesado en el que comento, puedo pasarle los apuntes que tomé durante el mismo. Están rodeados de caricaturas de los asistentes y dibujos de cuerpos desnudos, pero yo creo que se entienden bien.

Permiso para abordar

Cien céfalos de almoinara,
disponen en toda ración
de asunto que recorrer.
Dábase ante lo liquidado
una mancuerna olvidada.
Y griten:
Distingan brazos de uñas,
decaigan las uvas,
ataquen los vivas.
De acuerdo para cantar
viejas chanzas de misterio.
Para todo consejo adherido
existe un buen complemento.
Garrafas de sosa caústica
risas de niño, de luciérnaga,
de ratón pirenáico.
Y todos, juntos,
cogidos de las manos,
dancemos en coro
rodeando la gran hoguera.