martes, 15 de septiembre de 2009

Abuelito

Siempre que venían los problemas del Norte,
llamaban a mi abuelo,
él les pegaba si se comportaban de forma reprochable.
Siempre que a alguien se le perdía algo,
lo encontraba mi abuelo,
de casualidad,
por ahí,
o revolviendo entre las basuras,
buscando un amor olvidado antaño.
Mi abuelo era ágil y poderoso,
y nunca violó a ninguna niña,
mi abuelo nunca dijo una palabra más alta que otra,
nunca se exilió,
ni perdió un solo tren.
Se constipaba y ya no regía,
y veía colores refulgentes, y fuentes.
Se constipaba a menudo, creo.
Y se sonaba los mocos con el mantel de la mesa camilla.
Le añoro, aunque nunca llegué a conocerlo.
Siempre estaba hambriento,
nunca cejaba en su empeño.
Compró una fotocopiadora
y la repartió entre los pobres.

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