miércoles, 31 de diciembre de 2014

Los modelos

Debate,
saludo,
débito.
Si una sola poesía surgiera,
si un solo retrato del natural,
de la deglución de un café
en lugares públicos
bien ganado estará el alquiler
del tiempo,
de la taza,
del aura.

Diábolo,
adoquín,
bandoneón.
Queda, no más,
agradecer al resto
por su bendita indiferencia,
su belleza, su miseria,
su amor a los dispositivos electrónicos
y su absoluta falta de curiosidad
a fin de salvaguardar
el trabajo del artista.
¡Vivan los cafés!
¡Vivan los desayunos populares!
¡Vivan las tarifas de datos infinitas!

viernes, 19 de diciembre de 2014

Los consentidos

A machete, comentario y sonrisas
nos deshacemos de vuestros andamiajes culturales
convertidos en telas de arañas.
Nos llaman los consentidos
porque no nos importan las migas,
ni los cuentos de hadas,
ni los aparatos receptores de ondas audiovisuales.
Porque aún nos queda en la vida
mucho que reír,
muchos abrazos que dar.
Salimos siempre pronto,
volvemos tarde.
Y, a mitad, estamos...
¡por ahí!
Nos llaman los malcriados
porque sabemos reducir nuestras vidas
a no cruzar siempre por el semáforo,
a no ofender de manera inconsciente,
a no sentir vuestros miedos,
ni el frío por las mañanas.
A no perder nunca la ocasión de cantar.
A tener una canción para cada momento.

martes, 16 de diciembre de 2014

Ayer

De entre todo el último ciclo,
fue ayer el día.
Como una distancia sin calibrar,
como una escalera mecánica detenida,
como un boleto de rifa de jamón,
a todos se nos pasan cosas por alto.
Ayer recordé que sí,
que todavía soy invencible,
que tan sólo me lo estaba pensando.
¿Llegaste tarde
o te fuiste pronto?
No sé.
Todo en esta vida,
absolutamente todo,
es en su momento.
Cuando llegue la noche
y salgan las hienas,
espérame.
Tengo abrazos.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Dábalos, ideas para todos,
junto a lágrimas de colibrí.
Ésta es mi exposición partida,
mi destino, mi pasado.
Nada ni nadie tratara de acabar,
primos,
con ninguna de mis sandeces,
de mis picores.
¡Cantemos todos a coro
un estribillo famoso
inoculándole nuestro veneno!
¡Disparemos al viento
nuestras semillas!
¡Que, por fin,
se reconozca oficialmente
nuestra inutilidad!
¡Masticad!
Masticad, malditos.

viernes, 28 de noviembre de 2014

El hombre del tiempo

Nos hemos puesto de acuerdo de una vez por todas.
Ha hecho falta una multitud de asambleas vecinales, discusiones, riñas, e incluso purgar las típicas rencillas y te dijes entre vecinos. Ha costado lo suyo pero, al final, lo hemos conseguido.
Tras un mes entero de negociaciones, hemos podido concordar unos días fijos para lavar los coches y las ventanas de las casas. Se ha resuelto que era la única solución, puesto que cada vez que alguno de los vecinos del barrio llevaba a cabo alguna de estas operaciones, se ponía a llover al día siguiente. Todo esto alteraba significativamente a aquellos que habían realizado la misma tarea unos días antes, puesto que caíancuatro gotas cada vez, arruinando el trabajo previo.
Así, el martes siguiente al acuerdo, todo el barrio fue a la gasolinera a lanzar chorros de agua a sus utilitarios. A Pascual se le prohibió venir porque es muy bestia. Y se empieza salpicando accidentalmente, se devuelve el salpicado entre risas, y se acaba siempre a hostias. De regreso, todos se pusieron con los cristales de sus casas. Se podía andar por la calle disfrutando del aroma de cristasol que inundaba las calles.
La comisión encargada del archiduque ha ido a su domicilio y lo ha encadenado al sofá esa misma noche. Conociéndolo, estábamos seguros de que iba a limpiar su coche al día siguiente de todos los demás.
El hombre del tiempo se ha vuelto a equivocar. Nos ha prometido un anticiclón, calor, cielo despejado. Y nos hemos alegrado, claro que sí.
Al día siguiente, la atmósfera cerrada y gris se ha tornado una tromba de agua que ha destozado toldos, marquesinas y ha producido filtraciones en las terrazas. Todo ello, seguramente, consorciable al recogerse más de cuarenta litros por metro cuadrado por hora. Por su parte, la asamblea, en reunión extraordinaria, ha decidido por unanimidad en tiempo récord dejar de jugar a Manitu, y que cada uno limpie cuando le venga en gana.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Consorciables

Claro, dicen.
Pero...
¿dónde se ha ido el cataclismo?
De vuelta,
de rigor anciano,
dispositivos turgentes
de ámbito local.
indentificación positiva.
¿Hay cobertura para la estupidez humana?
¿Qué excepciones tiene?

jueves, 11 de septiembre de 2014

De nuevo, al tajo

Lo ideal hubiera sido
que el periódico estuviera libre.
Pero hoy he vuelto a dibujar
descaradamente
a los de las mesas contiguas.
¡Bendita ilusión!
Las miradas de soslayo
de aquellos que se sienten plasmados.
Como si creyeran que van a salir
poco fieles a la realidad,
a su realidad.
Mientras, las palomas,
cada día más valientes,
comen de sus platos
y se cagan en sus i-cosas.
Lo ideal hubiera sido
que el periódico estuviera libre
para poder ondearlo al viento
espantando las odiadas tórtolas.

martes, 2 de septiembre de 2014

Brotó vida de su descanso


Septiembre

Vuelve septiembre
y los kioscos
y las colecciones.
La calle se llena de ex-alumnos
que otros cobrarán por formar.
Sus madres me saludan,
y quedan conmigo para primavera,
para volver a intentar
el gran milagro docente.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Hágase la luz.

Debiérais,
tal vez,
hacer los deberes a lápiz.
No vayan a ser
vuestras cosmovisiones erróneas.
Y luego me vengáis llorando
con vuestro tiquet caducado.
No pudiendo
descambiar vuestras vidas.

sábado, 23 de agosto de 2014

ANUNCIO IMPORTANTE

A todos los federados:
Los próximos siete quintos días alternos de principio de cada mes, nos vamos a reunir en las oficinas centrales de la Federación con la idea inicial de rendir culto  a la Sagrada Hoja de Baobab, prestada de manera desentendida y sin ánimo de lucro por la no menos apreciada Asociación de Llorones de San Francisco.
Os esperamos a todos.



- No esperamos que vengáis todos. No cabríamos.
- Aquellos que no vayáis a traer tarteras, pedimos que, por lo menos, no hagáis uso de la nevera comunitaria.
- Una vez comenzadas las ceremonias, prohibido hablar de fútbol.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Decidir entre realidad y patrañas

1.
Con el ritmo de inspiración
bajar las pulsaciones al mínimo,
dividir la prioridades
y abandonar todas aquellas
que no nos mantengan vivos.

Y sentir como, exhalando,
se escapa nuestra consciencia,
perdiendo la dichosa humanidad
y desancadenando el sistema límbico.

2.
Devenir como seres incorpóreos,
sintiendo la atmósfera
que no ya el tacto de la sábana,
contemplando la cáscara vacía
desde lo alto.

Contener todavía más el aire,
ignorar los tambores en las sienes,
eludiendo el reflejo de vida,
para adentrarse más aún en el subconsciente.
Llegando a abrazar
la misma placenta de la madre tierra,
del fresno, del barro, de la grandiosa mazorca,
y comprendiéndolo todo, o casi,
por un segundo.

3.
Tomar la decisión más dolorosa
de toda nuestra vida.
Reanudar la función respiratoria,
saliendo del coma autoinducido,
con la sensación de haber arriesgado
la vida por nada.


lunes, 11 de agosto de 2014

El corista

No me puedo quitar de encima la pegadiza canción de Jamona Rowlands. Voy tarareándola por ahí, mientras hago cosas que no requieren de todo mi cerebro, como fregar los platos o hacer la compra. Sobre todo, su pegadizo estribillo, que luego utiliza de tema y de cobertura en un par de cortes más, dándole a todo el disco una sensación de espiral que nos ha fascinado a sus seguidores. 
El caso es que, críticas musicales aparte, llevo ya un par de semanas con el soniquete y no me libro de él. Así, voy sobreviviendo, saltando las matas, a ritmo de Rowlands.
De esta manera, en la cola del supermercado, con la cesta llena, tampoco puedo dejar de escucharla y bailarla. Sé que es una de esas actitudes mías por las que la gente me señala con el dedo y me retira el saludo, pero me dejo llevar y concluyo de la manera más espectacular posible, abriendo los brazos con un paquete de arroz y una cerveza en cada mano y casi le doy un golpe al muchacho que aguarda detrás con un paquete de dulces y una soda.
Me disculpo y, al visionarlo tan desprovisto de carga y tan debilucho, le invito a adelantarme y pagar antes. Él, de manera tímida, casi siniestra, suelta un hilillo de voz desde detrás de su flequillito. Insisto, porque estas cosas son muy importantes para mí. Tímidamente, niega con la cabeza y el índice. Reinsisto, a lo que no contesta. Con lo que lo agarro de la chaqueta y lo empujo hasta la caja. Al moverlo, noto que está compuesto tan solo de huesos y maquillaje, por lo que me disculpo por no haber tenido un poco más de cuidado.
Sin mirar a la cajera, paga rápidamente, con un movimiento perfeccionado por la práctica. Y se va hacia la puerta. Yo deposito los productos en la cinta mágica. Y cuando los toca la cajera, valen su peso en oro.
Ya con las bolsas, salgo del establecimiento rumbo a casa. O al bar. Noto como una sombra que me sigue. Me giro y no veo a nadie, así que continúo caminando. Advierto que me chistan de manera tímida, como si no quisieran realmente que les oyera. Me giro de súbito y alcanzo a ver al muchacho del flequillito. Se acerca con suma precaución, como un animal salvaje que no ha visto nunca a un hombre pero tiene que comer de su mano. Estoy a punto de pegar un grito y coger una piedra y lanzársela. Pero espero porque parece que quiere decirme algo.
Se acerca a mi oreja y, con tono difícil de audiometría, me pregunta si estaba silbando la canción de Jamona Rowlands. Yo le sonrío y le digo que sí. Se queda parado unos segundos. Durante el tiempo que tarde en decirme que él es un gran fan, yo escribo en mi libreta todo lo que has leído hasta ahora.
Le digo que me alegro de tener una afición en común con él. Que la música no tiene edad, y que puede contar conmigo para lo que quiera. Para repasarle las mates, o para prepararle ejercicios para vencer su timidez. Él asiente de manera rítmica, con lo que casi me hipnotiza. Le doy un golpe en el hombro y me despido.
Continúo caminando hasta que, extrañado, me giro de nuevo y lo veo a unos metros. Se acerca con pasitos de geisha. Le indico que se me descongela la pizza, que lo que tenga que pasar, que pase rápido. Se acerca a mi oreja y me susurra que a él le gusta todavía más su corista, Thomas Schwartzman. Y se pone a comentarme, con toda firmeza, sus bondades. Su chorreo de palabras me lleva a dejar de escucharle y a tener ganas de abandonarlo allí mismo. Más, como me ha caído bien y se me ha descongelado la pizza, le invito a casa a comer. De camino, se va creciendo. Cada vez habla más alto y más fuerte. Y se me cruza en el camino cuando quiere recalcar alguna de las bondades de Schwartzman. Dejo la compra en el suelo y me abro una cerveza, para no despedirlo.
Llegamos a casa. Mientras ordeno mis viandas, saca una usb y la pone en mi portátil. Tiene toda la discografía de su héroe. Me la graba.
Me dice que se considera un purista. Que su trabajo con Jamona es el más conocido, pero que le ha hecho los coros a muchas figuras importantes de la canción. Desde los Download Turttles, hasta los Biomaníacos. Y que no suele salir en los créditos, por lo que se le ha hecho muy difícil seguirle la pista. El horno pita y voy a por la pizza.
Pasan las horas.
Llega el alba. La última canción concluye. Me despierto de golpe en el sofá. Le indico donde está la puerta.

lunes, 4 de agosto de 2014

El gran almuerzo universal

Nos han echado del gimnasio.
Esta mañana, al acabar la sesión, el director del gimnasio nos ha llamado a su oficina y, todavía sin duchar, nos ha dado la noticia. A partir de mañana, el archiduque y yo no seremos bien recibidos en sus instalaciones.
El archiduque, como es normal en él, no se lo ha tomado con mucha filosofía. Ha comenzado a hacer aspavientos caminando por el despachito. Yo le he preguntado cuál era la razón por la que nos despedía, recordándole que, al fin y al cabo, éramos clientes del lugar. Que no se puede tirar a gente que paga por ir a un sitio. Y más cuando no hemos hecho nada malo. 
Con un ojo en el archiduque y otro en un informe, me explica que no me ve sufrir, que no sudo la camiseta. Dice que voy allí de paseo y que doy mal ejemplo a los jóvenes. El sucio archiduque no deja de asentir durante toda la explicación para, cuando el director acaba conmigo, dar un puñetazo sobre la mesa que nos sobresalta. Y ¿qué pasa con él? ¿por qué se le somete a tal afrenta?
Parece ser que el archiduque habla mucho cuando se encuentra en el gimnasio. Y muy alto. Yo no paro de asentir cuando el director trata de explicar todo esto. Y molesta a los esforzados atletas, como hace en todos los lugares a los que va.
El archiduque no admite sus errores, se pone a enumerar todos los fallos del gimnasio, tanto a nivel organizativo, como estructural o humano. Que si las goteras de las tuberías, que si el entrenador de pilates huele mal, que si los líquenes de las duchas... Hasta que el director no aguanta la presión y rompe a llorar sobre el escritorio. Ciento veinte kilos de músculo derrumbados instantáneamente. 
Al punto, reacciono y les sugiero irnos los tres a almorzar. Recogemos los bártulos y nos metemos en el coche del entrenador. Las lágrimas ya se van secando. El hipo se le pasa, ya puede conducir. Menudo almuerzo nos vamos a pegar.
Y almorzamos. Y una cosa lleva a la otra. Se tienden puentes, se abren los receptores de sentimientos. ¡Qué perra vida ha tenido el pobre director! Y llegan los abrazos, y las promesas. Como estoy sentado hacia la puerta, veo a Pascual saludando en la barra y girándose haca nosotros. En los tres minutos que tardo en alzar el brazo para indicarle que se siente con nosotros, Pascual se acerca, nos mira las pupilas, y se va.
Y continúa el almuerzo, y la sinergia, y los planes. El mundo pasa a ser un poco menos abrupto, un poco más considerado.
A las seis de la tarde, el camarero nos ruega que abandonemos esa mesa, que van a venir los del dominó.

sábado, 2 de agosto de 2014

¿Qué importa que el vórtice
interdimensional de Osiris 15
vaya a eludir la colisión con nosotros?
¿Qué importa, realmente,
la energía que gastamos
formulando nuestras ideas en castellano
para que las entienda la mayoría simple?
¿Y qué mas da si el inminente encuentro
de las placas psicotectónicas
no vaya a acabar con vida humana?
Para todos los interesados,
la reunión de tuperware criogénico,
a realizar en mi casa,
se posterga una semana.

miércoles, 23 de julio de 2014

Los gemelos de la salsa de yogurt

Vuelvo a por un kebab. Uno de aquellos cuya digestión me hace sentirme anaconda.
Hoy no hay un chico que imita a Ángel Cristo, sino dos. Son iguales, visten, hablan y se mueven igual. Consternado, no sé a cuál de los dos hacerle la comanda. Se ríen un  rato de mí, en sus extraños códigos, hasta que uno de ellos me dice que está de visita, viendo a su hermano gemelo. Y, de paso, le ayuda a adulterar la salsa de yogurt. 
El Ángel Cristo original comienza a prepararme la comida mientras el Ángel Cristo visitante comienza a hablar de platos que se preparan en su pakistán natal, que el kebab es comida de turcos. Me dice que en su país hay lentejas de todos los colores, que los amaneceres son más bonitos. Añade que los nabos son mucho más grandes que aquí, mientras los escenifica con las manos: ¡así, así! Parece no saber que me causa risa todo el mundo, incluso si no me dan razones para ello. Le pregunto si ha probado el hinojo, pero solo le interesan lentejas y nabos. ¡Un archiduque de la comida! ¿Cómo puedo competir con semejante conversación? Así que callo.
El hermano sale del mostrador hacia la nevera. Al pasar por el flanco del mostrador, chocan y se tambalean. Ahora ya no sé cuál de los dos es el Ángel Cristo original y cuál su hermano de visita. Ahora hablan los dos de las recetas de la abuela. Y se ríen entre ellos. Mi camisa olerá a kebab durante semanas. Me llaman por teléfono y contesto. Ellos gritan todavía más.
Todos callamos cuando uno de ellos, no sé si el original, esquila la carne.

martes, 15 de julio de 2014

Queridos amigos de ultramar:
Aquí se dispara con palabras. A veces, salivajos.
Nunca con pólvora.

lunes, 14 de julio de 2014

El barrio más fuerte

De un tiempo a esta parte, el Barrio se ha ido llenando de gente musculosa. Y eso nos viene extrañando desde hace un tiempo al arquitecto y a mí. El otro día lo comentamos cuando íbamos de camino al bar.
Los vecinos siempre hemos sido gente de concepto. Provenientes del mundo del arte, las ciencias y la vida, incluso aquellos que no han estudiado, como Pascual, gustamos de quedar a charlar. Debido a los talleres públicos de teatro y las reuniones de los miércoles, donde asambleamos la actualidad, pensábamos que la juventud había salido también reflexiva.
Resulta que nuestro amigo el archiduque creyó imaginar en una de sus peregrinaciones por la Capital que allí la gente era más alta. O más guapa. O, tal vez, más fuerte que la que puebla nuestros querido Barrio. Y así, envuelto en una de sus epifanías monstruosas, comenzó a tirar de agenda hasta que, no sabemos a cambio de qué, consiguió que sus amigos ricachones de ultramar nos dotaran de un gimnasio gratuito.
Por ello, nuestras calles se han llenado de gente con bolsa de deporte. Los contenedores rebosan de residuos plásticos con restos de jugos ricos en proteínas, las carnicerías han triplicado sus ventas, y el peso medio per cápita de los vecinos ha aumentado.
Nadie ha utilizado el gimnasio para ponerse en forma y ganar velocidad, resistencia, elasticidad, etc. sino que todos se están musculando. No solo la juventud. Todos los que acuden al gimnasio por caridad, ancianos y señoras incluídos, lucen torsos hipertorfiados. Y esto, en ocasiones, es un problema serio. Porque ya no cabemos cinco personas dentro de la panadería, por ejemplo.
Ahora todos, con sus egos estúpidamente reforzados, gritan en lugar de hablar. Exigen las cosas con vehemencia, se creen en posesión de la verdad.
Por ahí viene el archiduque, saludando a unos jóvenes macarrillas que fuman porros en el parque. Lleva un metro de costurera con el que les mide los bíceps. 
¡Qué mala suerte tuvimos cuando se te adjudicó psicólogo, archiduque! ¡Qué mala suerte!

sábado, 12 de julio de 2014

La ignorancia es el colchón más suave


Esos a los que señalan con el dedo

Esos que señalan con el dedo
por no tener rodillas,
por no soñar con objetos,
por no pensar a su velocidad,
porno.
De vez en cuando nos hablan
de sus vanalidades.
De sus historias.
En cuanto pasan de la tercera frase,
con pronombre personal
en primera persona del singular ,
empezamos a pensar
en nuestras cosas.
Somos ilusos,
que cortamos leña
solo por hacer deporte
y luego la devolvemos al río
antes de que se ahogue.
Llenamos las tardes
de ausencia de rigor,
de libros y de plátanos.
Aullamos a la luna,
a las flores,
al jamón.
Dejamos pasar a las ancianas
aunque luego en la recta
las tengamos que adelantar.
Llevamos así mucho tiempo,
incomprendidos, infravalorados.
Y ellos nos señalan
con sus dedos llenos de complejos.
Y ahora...
pregúntame si me importa.

viernes, 11 de julio de 2014

Devotos de la preocupación

El arquitecto anda bastante preocupado. No resulta ser él mismo. Ni en las reuniones de todo el barrio, ni en las terrazas de los bares deja de mostrarnos su semblante constantemente serio, mohíno. Ya llevo varias semanas preguntádole sin obtener respuesta. Hasta el pasado martes, que llegó un poco tarde a los quintos, y ya íbamos un poco cocidos. No hemos parado de hacerle bromas acerca del fin del mundo hasta que, entre lágrimas, nos ha espetado que no tenemos los suficientes conocimientos ciéntificos como para entender sus penas y, antes de que el archiduque declamara en defensa de su sabiduría, se ha levantado y se ha marchado a casa sollozando, con las manos en la panza. Hemos tenido que pagar sus cervezas.
Así, el pasado jueves ha venido al bar con su tablet. En ella, nos ha explicado de manera gráfica y didáctica que, desde un tiempo a esta parte, viene teniendo cierta aversión por los procesos internos que se llevan a cabo en su propio cuerpo. Nos ha enseñado fotos de muchas de las bacterias con las que formamos simbiosis, todas ellas asquerosas. Y nos ha descrito con todo lujo de detalles procesos que realizamos de manera automática e inconsciente. Nos ha erizado el vello de los brazos, nos ha producido retortijones. Pascual decía que tenía una comadreja urgando en su estómago. El archiduque se ha mantenido erguido todo el rato, con su aspecto impasible de estar por encima de todo. Pero ha ido siempre él a la barra a traer otra ronda, cosa del todo inédita.
Nos ha robado, pues, la inocencia nuestro amigo el arquitecto. Poniéndole cara a nuestras digestiones, nuestros resfriados y caries, ha conseguido iluminarnos de tal manera que todos hemos vuelto a casa entre picores y ciclopentanos.
Espero que, en unos días, nuestras estrelladas neuronas sean capaces de apartar estos recuerdos hacia la sinapsis más escondida de nuestras maltrechas memorias. Lo que no podrá evitarse a partir de ahora es de manera atávica, ver al arquitecto como un enemigo velado. Un ser despiadado y cruel que nos ha revelado toda esa serie de sucias verdades microscópicas. El malo de la película que nos ha contagiado el asco por nosotros mismos.

miércoles, 25 de junio de 2014

El arte de la autoinvitación y sus consecuencias

Nos hemos quedado a comer con los dueños del bar. El archiduque, Pascual, el arquitecto y yo, cuando el resto de la clientela abandonaba los quintos obligatorios y se iba para casa, nos hemos hecho los remolones, ayudando a recoger las mesas y sacando una nueva ronda.
Tras la comida, los cinturones se aflojan. La percepción del tiempo se relaja y los cuerpos se acodan sobre la mesa.
No sabemos por qué, dice el dueño del bar, pero estamos igual que un domingo por la tarde. El arquitecto apunta que es por los cambios de temperatura, que varían la presión atmosférica, o por las mareas. Nadie cree que sea culpa del tintorro que ha regado nuestra conversación y nuestro conejo al ajillo con acompañamiento residencial. El caso es que los minutos pasan despacio, en silencio, hipóxicos.
Como para llenar el vacío que pesa sobre los hombros de todos los presentes, el archiduque hace una afirmación incierta, sin mucho contenido, prescindible. Una de las suyas, pienso.
Apresuradamente, los demás lo niegan, refutandopalabra. Sin argumentos, con el simple no, eso no es así. Por la necesidad de contradecir, la más humana de las costumbres.
Se ponen de pie, y se espetan cosas que trato de no oír.
Y a mí me gustaría tener la capacidad o el vicio de fumar. Para poder salirme afuera un rato, dándole con la cabeza a la persiana a medio bajar, y consiguiendo que el dueño del bar se salga conmigo con la excusa de auxiliarme.
Y quedarme allí, afuera, en perfil de tres cuartos, con la mirada perdida hacia el supermercado, hasta que el resto termine con sus tonterías y sus terapias. En lugar de ello, juego con la cucharita de café, haciendo sutiles surcos en el poso de la taza, cambiando mi futuro por momentos, creando infinitas realidades alternativas con cada gesto.

domingo, 1 de junio de 2014

Cloketas

Un día, les hice croquetas
con todo mi cariño.
Y me acusaron  de utilizar sobras
como el pan rallado
y el cocido.
Vilipendiado, herido,
retirado a llorar
y a vendarme las heridas de las manos
realizadas al deshacer el pan duro.
Y a poner tiritas en el corazón
del que emanaba el amor
con el que salpimenté la mezcla informe.
 Sí,
en las croquetas predominaba la sobra,
el desecho.
Como en vuestras sucias almas
cargadas hasta arriba
de pesadilla, de rencor,
de temor por lo nuevo,
limpio y excitante.

sábado, 31 de mayo de 2014

Un saludo a los amigos ultramarinos. Que sepan que ser republicano no significa lo mismo aquí que allá.

miércoles, 28 de mayo de 2014

martes, 20 de mayo de 2014

Curso Excepcional

Queridos amigos:
Vosotros habéis hablado y nosotros os hemos escuchado. Para todos aquellos que lo habéis pedido insistentemente, os anunciamos la próxima matriculación del tan esperado:
Curso de perfeccionamiento: 
Apnea del sueño

En él, como ya sabréis, vamos a compartir experiencias con el gran Oliver Oliver, terapeuta de apnea, maestro de la hipoxia y fabulista.
Reserva las noches de tus tres primeros miércoles de junio. El total de horas del taller es de 30hs. En este planning incluimos tres sesiones con una hora de teoría, ocho de sueño y una de terapia grupal.

Para todos aquellos que queráis apuntaros al curso de iniciación, no os preocupeis. Lo estamos volviendo a preparar. En breve os mandaremos una circular con la ficha y los cupones.

DESCUBRE LA APNEA DEL SUEÑO, muchos famosos la practican.

10% de descuento a los federados.
Reservado el derecho de admisión.
Funcionarios que hayan sido separados del ejercicio de sus funciones: matrícula GRATIS.
Las clases se impartirán en la sede Norte de la Federación Nacional del Trampantojo y la Chiclana.
Se ruega la máxima puntualidad y respeto hacia los demás.
Aquellos que deseen un ejemplar firmado por Oliver Oliver, deben abonar primero el ejemplar.

domingo, 18 de mayo de 2014

Anomia López

Sacad de la cancha a todos los que estén cansados,
a todos los que duden,
a todos los que prefieran rezar a cantar.
Pedidle a vuestros padres
que intercambien sus rodillas con las vuestras.
y, luego, deshechos,
pedid reivindicación.
¡Cuánto tiempo perdido
por culpa de una mosca!
De un residuo de tugurio
venido a más.
Permitidme comenzar a llorar por vosotros.
Un poco de moqueo,
agitación,
secreción lacrimal,
e incluso hipo
por vuestras tristes barbillas lampiñas
muestra de simpleza.

Nunca oí sobre vosotros,
sobre vuestras leyendas.
Y he crecido y me he desarrollado
sin influencias parásitas.

Podríais llamarme a la tostadora,
podríais sacarme el carné de vuestra secta,
podríais comprar el alma,
tentar al hombre.
Podríais intentar sacar jugo
de cada una de mis vísceras.
Y no volvería al redil
ni en cien años de zulo
sin internet.

viernes, 9 de mayo de 2014

Naglfar

En el semáforo,
camino del campo de batalla,
me miro las uñas,
duras,
translúcidas.
Admiro su perfección corneal,
su óvalo,
sus ejes de fijación.
Y toda esa levadura de cerveza
acelerando el proceso
de formación de queratina.
¡Cómo me gustaría morder una de ellas!
¡Solo una!
La más larga,
agarrándola con mis incisivos
notando como se separa del resto del cuerpo.
Sin duda, sin dolor.
O arrastrando tras de sí
parte del paronniquio y la carne viva
dejando una sensación agridulce,
masoquista, más bien.
Para luego ser saboreada por momentos
en mi boca.
O acabar desbastando
el sarro interdental
hasta partir explusada
de un salivazo,
dejándola abandonada en el pavimento
esperando que un científico loco al uso
la recoja
y me clone.

jueves, 8 de mayo de 2014

Si aprendéis a jugar, aprenderéis a compartir

Jugaremos al fútbol. Por supuesto, si queréis, jugaremos.
Os enseñaremos a todos a jugar solo por la diversión de jugar, a no competir. El proceso será más importante que el resultado final. Y todos lo aprenderán y lo aplicarán a sus vidas. Y los vencedores invitarán al las cervezas, después de que nos duchemos todos. 
Todos los jueves habrá un concierto en cada barrio. Todo el mundo podrá asistir al que más le guste.
Y los que van en coche a comprar, alcanzados en el semáforo que no se pudieron saltar, tendrán que aparcar y volver andando. Y, si insisten en su vehículo, deberán llevar a los demás.
Los caciques vivirán entre la gente.
Y la avaricia, por fin, romperá el saco.

sábado, 26 de abril de 2014

¡Que se lo digan al señor Birdman!


Gernika

(recítese en orden aleatorio y quémese cada escena al acabar de emitirla)
Escena 1. El lugar.

El paisaje era verde, tornado en negro.
Dicen que, a partir de hoy, todo va a cambiar,
que nada va a ser lo mismo.

Ataron dos cabras a la misma cuerda
y esperaron que no pasara nada.
El paisaje era verda...
os lo juro.

Pero algo tenía que pasar.
Y ése run-run que se sentía
desde bien entrada la mañana.
Os juro que el paisaje era verde.


Escena 2. Los verdugos.

Y aquellos paletos rubios mal peinados. 
convertidos, por momentos,
                         en verdaderos virtuosos 
                                                          del fuego.
Entraron
para siempre
en la historia de la humanidad.



Escena 3. Las víctimas.

Ésta no es una ficción simulada.
Las víctimas colaterales siguen y seguirán cobrando,
con intereses,
réditos de gestiones ajenas.
GUAAAAAAAAAAAAAAAAA!
al run-run,
al run-run,
legiones aéreas llegan desde el horizonte
al run-run,
al run-run,
los de arriba cuecen bien,
los de abajo,
                                             también.



Escena 4. Conclusiones.

Pablo, Pablo, Pablito, Pablo.
¡Ay, Pablo!
¿Qué hubiera sido de tí, infeliz malagueño,
si no hubiera existido Gernika?
Sobreproductor sistemático,
vampiro de cubistas y surrealistas.
Tú ya fusilaste a todos los que te encontraste
por el camino.
Y dime, MUCHACHO.
¿QUIÉN TE RECORDARÍA AHORA,
                                                       QUIÉN?


miércoles, 16 de abril de 2014

Por fuertes y gallardos que sean
por altos o bajos,
sean de costa o cordillera,
de estudios, de callos o grasas,
con años a sus espaldas,
curtidos en mil batallas
o con la inocencia de la juventud,
próceres o villanos,
de bella o repugnante estampa,

con exceso de confianza,
o con ésta por los suelos.
Nadie, ellos o ellas,
serán capaces jamás
de mantenerme la mirada
en el ascensor.