viernes, 26 de febrero de 2010

El juicio final

Tampoco es que Pascual sea muy listo,
ni muy guapo,
ni muy alto,
ni muy bajo.
Tiene un perro apestoso,
y una voz ronca, espeluznante.
Habla mal.
Siempre está por ahí,
con los otros
riéndoles las gracias.
Ni tampoco es gracioso, ni tiene personalidad.
Ni siquiera es buena persona...
¡Ay, Señor!
¿Si, finalmente, lograra encontrar uno que valiera
nos perdonarías?

domingo, 21 de febrero de 2010

Al contraataque

Hemos dado una clase de fotografía a alumnos de enseñanza secundaria. Les he explicado buenos trucos. Como práctica, nos hemos fotografiado los pies. Me he alegrado mucho por ellos, y por lo bien criados que están. También me he acordado de cuando jugaba al baloncesto y me ponía al poste, y hacía una suspensión hacia atrás con un tiro imparable. A la salida conversamos esperando que dejara de llover.
Albergo esperanzas de un futuro sin agentes alergógenos. De camino a casa le doy una patada a una lata de refresco vacía que descansaba en el suelo. Sale confeti de ella. Si tuviera jamón, me cortaría un dedo.

viernes, 19 de febrero de 2010

El reclamo

Como siempre, me siento en la cafetería lo más cerca posible del escaparate. Una señora entra y le pregunta a la camarera si han llegado sus amigas. La chica, muy sonriente, le contesta que si no ve que no. Un muchacho pasa por fuera llevando unos cartones. La chica se dedica a poner trufas en falditas de papel. Entra más gente. Casi está lleno el local. Las señoras de la pandilla cuentan chistes verdes y ríen fuerte. Un anciano entra con cara de aburrido.
Una señora de azul entra temblando. Pero no tiene frio, que tiene humedad. Fuera, un perro peludo pisa un charco al orinar y se va dejando huellas en el asfalto. Mucha gente entra y sale. Y el local siempre está lleno. Aburrido, hago ademán de irme. Quédate un poco más, me dice sonriente la muchacha. Y se va al quiosco, volviendo con el periódico y una revista de curiosidades científicas con los que me cautiva. Durante un tiempo indeterminado leo sin parar. Mucha gente entra y sale, y consume.
Con las piernas dormidas, ya no aguanto más, he de irme. Le hago la cuenta. Calculamos todo lo que se ha consumido en el local desde que entré y la chica, muy sonriente, me da el 15%.

sábado, 13 de febrero de 2010

sábado, 13 de febrero de 2010

La señora me pone un helado de mora y café. Su bigote es único. Me quedo fascinado, mirándolo. La gente no puede aguantar la admiración, así que la señora comienza a ponerse nerviosa, incómoda. La mano se me llena de chorros de pistacho descongelado porque alguien ha dejado encina de mi helado el suyo. Al parecer, no le gustaba. Durante unos minutos me hace mucha gracia acordarme del señor Cabecitadepera, el protagonista del grito de Munch. 
Me sacan de la heladería en una carretilla, así que vuelvo a casa.
Con la mano pringosa saludi al nuevo presidente de la finca, al cual admiro sobemanera. Sabe lo que me pasó en Guatemala y me mira compasivo, dándome palmadas en el hombro. Yo le hablo de su mujer, y de ése capitán de barco que ahora revisa las instalaciones del gas ciudad.

jueves, 11 de febrero de 2010

Mejor ponme dos tazas

Ya nadie nos tose.
Somos más rápidos que ellos.
La vuelta a casa con esa sensación de famélica victoria
entre tantos arreos por estrenar.
Aquella reunión en la cumbre
de talentosos no censados.
¡Cuántos secretos guarda nuestra querida rotonda!
A veces, pego un fuerte golpe en la mesa
sólo para ver cómo se callan.

domingo, 7 de febrero de 2010

Una aguja en un pajar

Vamos todos juntos
¡YA!
deprisa, cerdos.

¡Qué guapos vais todos, la leche!
Bestias hambrientas que hacen lo posible por brillar,
por que su jefe les vea haciendo algo de provecho,
que sólo merecen compasión...

Ya está cerca el próximo recorte de personal
muchos habrán de colgar la corbata en breve.
Y, para ello, habrá una eliminatoria
que, espero, nos televisen.
Un futbolista menos, 300 becas más.