viernes, 3 de noviembre de 2017

A las rémoras

Queridos políticos:
Son ustedes un lujo que no nos podemos seguir permitiendo.
Sus constantes y recurrentes payasadas ya no hacen gracia a nadie.
Ha llegado el momento de poner fin a esta situación.
Sin rencor, sin sangre, sin linchamientos,
por mucho que den el perfil,
yo les conmino:
Desfilen, vayan desfilando
y déjennos con nuestras cosas del día a día.
Métanse sus doctrinas y sus complejos por donde les quepan.
No escatimen a la hora de recoger sus pertenencias robadas,
de llevarse sus promesas vacías.
¡Vuelen!
Los vientos han cambiado para bien.
¡Vuelen, queridas amebas!
Desairen a sus familias, que para eso les mantienen.
Y dejen de llevarse porcentajes de nuestras vidas,
de nuestros dineros,
de nuestro tiempo.
Corran desnudos por las verdes hectáreas de sus terrenos.
Retocen, redunden, remitan, comulguen.
Pero no salgan,
no salgan de sus templetes de oro.
No vuelvan.
No nos pidan nada,
no se lleven a sus cuartos oscuros a nuestros adolescentes.
Tortúrense entre ustedes, no se crucen con nosotros.
Naden en sus piscinas de billetes,
sean felices a su manera,
con su vergüenza torera y su canesú.
Pero, insisto,
no salgan,
no vuelvan,
no nos llamen,
no nos pidan perdón,
no nos manipulen de nuevo,
no crean que les necesitamos para nada,
no contaminen nuestro planeta,
no insulten nuestra inteligencia.
Dejen ya de mamar de nuestras tetas.
¡No  vuelvan!
No vuelvan.