jueves, 30 de diciembre de 2010

Para despedir el año, administración

Regreso a casa derrengado, de llevar a cabo una de mis colas. Desde el decreto ley de 15 de febrero de 2009 de colas y patrañas, todo ciudadano está obligado a hacer cuatro colas estatales cada seis meses. Y yo me he dejado todas para la última semana. Porque sí, porque es mi carácter, es el carácter de mi raza. Llevamos el sol y el Mediterráneo en los genes, y el aplazamiento. Y hasta que una obligación no se convierte en una urgencia no movemos un dedo.
Menos mal que los periodos no son los mismos para todos los ciudadanos y, a cada persona, le expira el plazo en distintas fechas. De otro modo, las colas serían un caos mayor que el actual.
Mañana, día 31 y último del año, me quedan las dos últimas colas. En una conseguiré impresos y en la otra los entregaré. Para no llevar a cabo una explosión de ira me llevaré un libro, o algo.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

El tiempo detenido

En la encrucijada se queda plantado
esperando, tal vez, la ayuda divina.
Duda, amaga.
Yo lo miro fijamente.
Su semblante denota una gran preocupación.
Parpadea.
La uña, por fin pasa a su boca.
Con la vista fija en sus ojos, asiento.
Le tranquilizo,
le hago ver que lo tengo en cuenta,
que las bocinas de los demás
no me suponen problema.
La luz gualda sigue intermitente.
Por fin, se decide.
Asiento.
Reanudo mi camino.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Las medallas

La discusión comienza, debo admitir, cuando ya llevamos un par de cervezas. Pascual y el arquitecto no paran de atacar al archiduque continuamente.
A veces, solo por fastidiarle un poco y ver como reacciona, me gusta ponerme en contra del archiduque. Sus respuestas son tan amaneradas y predecibles que es bonito, e incluso estético, pincharle repetidamente. Pero, en esta ocasión no puedo menos que defenderle.
La tesis que defienden Pascual y el arquitecto es que el archiduque no debería llevar sus medallas y condecoraciones al bar de los quintos, que toda esa apariencia debería pasearla cuando va a la corte, o a reuniones de archiduques -solo Dios sabe lo que se hace en ese tipo de reuniones-, pero nunca por el barrio, como mostrando su categoría.
En principio, yo estaba de acuerdo con ellos porque todo eso de ostentar de manera vacía me parece estéril. Pero, en ese momento, el archiduque ha apelado a su libertad de expresión, a tener la apariencia que le venga en gana. Y con ese argumento me ha cautivado.
La discusión avanza hasta que me levanto a por otra ronda de cervezas y les digo que, si quieren seguir por estos derroteros, podemos devolver el dominó al camarero.

sábado, 11 de diciembre de 2010

domingo, 5 de diciembre de 2010

Rivales, arlequines.

Volvemos a coincidir la ferretera y yo en el almuerzo. se empeña en no dejarme escribir bajo ningún concepto. ¡Me cuenta tantas cosas! En algún momento escucho y entiendo que odia a muerte a la chica de la óptica. Que sus cosmovisiones no son las mismas. De hecho, son contrarias. Que algún día la van a tener, y ése día ella no se callará. Y no responde si llegan a las manos, pues la tiene en el punto de mira desde hace un tiempo. (Bueno, dijo todo esto, pero no con estas palabras). Como no sirve sólo con las indirectas para hacerle ver que no me interesa en modo alguno este tema, paso a la acción. Yo siempre me había jactado de que en nuestro barrio se tenía muy en cuenta a los artistas. De que nos pedían consejos, como qué nombre ponerle a su hijo. O del tipo filosófico o sentimental. Pero la cosa estaba empezando a pasar de castaño a oscuro. 
Le comenté que una forma de medir a una persona es por sus enemigos. Y que si quería seguir siendo una cutre, que tuviera enemigos cutres. Se ofendió mucho, y me preguntó qué enemigos tenía yo para ser tan elevado. Le contesté que ninguno, que no había en este barrio nadie de mi categoría. En ese momento, entraron en el bar el arquitecto, el archiduque y Pascual y se lanzaron hacia mí para reñirme por algo que no me importaba lo más mínimo.
Pagué y me marché. Y ellos se quedaron con mi silla, con mi bocadillo a medio comer y con las penas de la ferretera.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Ya tengo dos vecinos tachados

El arquitecto me vuelve a reprender: "que el otro día, como estabas hablando con la niña de la vecina y sacándole la lengua, no me saludaste como una persona de mi alcurnia se merece". Le digo que está alcanzando un nivel que ni en mis peores vaticinios sospechaba. Que si quiere discutir con alguien, que se haga el encontradizo con Pascual, que siempre está por la labor. Tomo nota mental para, el próximo día, cruzar la calle antes de entrar en su ángulo de visión.
Dicho todo esto, pongo los congelados que llevo en la bolsa como excusa para dejarle ahí con sus visiones del mundo y desaparezco.
La tarde siguiente se encuentra en el parque, en un banco anexo al de los narcos de guardia, esperando que pase algún despistado con el que polemizar. Pero yo ya me lo conozco. Y cuando él viene estoy de vuelta. Con un "eh, hola" paso por delante suyo. Raudo, firme, sin alcurnias ni tonterías.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Migas de pan

Nos hemos quitado las ventosas
del ombligo.
Hemos traducido al cristiano
toda esa cháchara.
Hemos cumplido con nuestra obligación.
Hemos celebrado largamente
las recientes victorias.

Y, ahora, sólo recordáis
que os fumáis encima.
Es el reto lo que nos gusta,
nunca ganar a gente sin futuro.
Tendréis que prestarme otro bolígrafo
porque el mío ha muerto.
Me gustaría tanto veros sudar...
Al fin, la claraboya.
Al asomarme, me deslumbro
y me acabo la última galleta.
Las escaleras han quedado abajo
arriba sólo hay gaviotas.

martes, 26 de octubre de 2010

Primera conferencia

Se ha celebrado la primera jornada del ciclo:
INTERACCIÓN MERIDIONAL SELECTIVA:
HACIA UN MUNCO MÁS DAZURRO
En ella, hemos podido ver en acción al fabuloso Rudy Shikorsky, experto en el arte intermedia que resulta ser la conferencia. Este señor ha resultado ser el mejor anfitrión del ciclo, pues su ponencia de inauguración no ha dejado impertérrito a ninguno de los asistentes.
Cabe decir que toda su intervención ha sido basada en un continuo ir y venir de sentimientos encontrados. Pasábamos del llanto a la risa con sus atrevidas propuestas. Algunos pensamos que lo tenía todo preparado y que nos ha guiado como ha querido por su vasta imaginería. Otros, en cambio, han salido muy decepcionados del local y ni siquiera han acudido a la posterior cena con canapés.
Sumidos en el vaivén emocional, sin nada que hacer más que tomar notas o quejarnos amargamente por lo que oíamos, han transcurrido las dos horas de ponencia con total ligereza.
Finalmente, ha leído un manifiesto en favor de la logopedia en piedras. O mejor dicho, litopedia.
Muchos hemos quedado anonadados ante esa propuesta, que el señor Shikorsky ha dicho sin pestañear y que, a buen seguro, será comentada durante los próximos días.
El resultado ha sido que, debido a la multitud de revelaciones que se nos han dado, muchos no hemos podido volver a caminar cuando ha concluido el acto.
Nada más desde la sede de la Federación Nacional del Trampantojo y la Chiclana. Nos retiramos a un mercido descanso deseando que llegue cuanto antes el segundo día con Gertrud Swede, la neumática pensadora sueca y Oliver Oliver.
Buenas noches.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Y la próxima semana...

La semana que viene se celebra la VII edición de las ponencias:

INTERACCIÓN MERIDIONAL SELECTIVA:
HACIA UN MUNCO MÁS DAZURRO

Organizadas en la sede social de la Federación Nacional del Trampantojo y la Chiclana y que, desde aquí van a ser objeto del mayor seguimiento. Figuras mundiales como Juan Pablo Cazolo o el celebérrimo Rudy Shikorsky debatirán acerca de las nuevas teorías acerca de la situación social actual y sus repercusiones en nuestra salud.
Como se que no todos vais a poder asistir y estas jornadas prometen ser de lo más jugosas, prometo un amplio seguimiento del encuentro.
Consulta diariamente este blog la semana que viene para mayor información.

martes, 28 de septiembre de 2010

El sonido del petisuís

Me asomaba a la ventana
a merendar.
El ruido de las chicharras
se confundía con el de los niños
entrenando para ser algo en la vida.
No la esperes, Velasco.
Por favor, no la esperes.
No la esperes, Velasco,
te he dicho que no la esperes.
¡Por Dios, Velasco,
no la esperes!

sábado, 25 de septiembre de 2010

Capuccino

Ruge la máquina de vending
antes de su primer orgasmo de la mañana.

Al dejar de temblar
hay un vasito ardiente en su cloaca.

martes, 21 de septiembre de 2010

Cambiemos las ruedas

Un sonido de motor hidráulico.
El mecánico, con el destornillador en la mano,
me da un abrazo fuerte, cariñoso.
El encargado ofrece cava.
Un zascandil viene a ver qué pasa.
Todos aplaudimos.
Mi utilitario se eleva a las alturas.

viernes, 17 de septiembre de 2010

La gran piscina marrón

Ayer, en el barrio, empezaron a caer del cielo monedas de chocolate.
Y estaban ricas, pues hicieron que la gente caminara por la calle con la boca abierta.
Como continuaba lloviendo chocolate, se formaron charcos, y los niños comenzaban a chapotear y a ponerse perdidos. Yo miraba todo esto desde un discreto segundo plano, apostado en la ventana de la cafetería donde me inspiro.
Mucha gente corría a refugiarse y otros, simplemente, se ponían en medio de la calle y abrían la boca, sintiendo cómo el chocolate les llenaba las papilas gustativas.
Tanto chocolate cayó del cielo que se llenó el gran descampado que tenemos junto al campo de fútbol. Los niños se lanzaban a la improvisada piscina sin ningún temor. En ése momento no pude eludir mis responsabilidades. Salí y les enseñé cómo debían tirarse haciendo el mayor ruido posible y salpicando a todo el mundo.
Fue una tarde dulce y feliz. Pero, como no hay en esta vida alegría sin penitencia, al día siguiente todos teníamos granos en la cara y nos dolía la tripa sobremanera.
Menos el archiduque, que va de serio y no salió de su casa a jugar.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Los reyes de la carretera

Ya estaban criados.
Tenían sus propios métodos
y no necesitaban escuchar.
Nos enseñaban sus pedeás
y sus corbatas.
¡Quién no hubiera bajado la cabeza
ante tamañas demostraciones de saber!
Tenían la razón, tenían el poder.
Controlaban toda la cinta aislante
que se vendía en la provincia.
Eran serios,
nos miraban por encima del hombro.
Cuando hablaban, callábamos.
Cuando los recordábamos, reíamos.

martes, 31 de agosto de 2010

Septiembre

El estruendo se apodera de la calle. Una mezcla de Joselito con ritmos de rap y sirenas de antiaéreos. Le fallan los graves. Proviene del local del quiosquero-disckjockey. Me asomo a la persiana semisubida y saludo a su madre, sentada a los platos.
Me dice que no está, que se ha ido a por los números uno de todas las colecciones, o algo así. Señalando al equipo de música, le pregunto si ella también pincha. Baja el volumen y me dice que no, que se lo ha dejado su hijo puesto.
Me pregunta cuál es mi forma de pisar. Le contesto que no tengo ni idea. Insiste en que no hay nada peor que no saber si se es pronador o supinador. Los primeros son unos jipis que se dan a la mala vida. Los segundo sí son gente de bien, que van por la calle pisando fuerte. Le contesto que tengo una prisa relativa y que salude a su hijo de mi parte.

viernes, 13 de agosto de 2010

subrayado

encabezado
algo de texto COMA aclaración COMA
predicado PUNTO
paradoja COMA juego de palabras PUNTO
oración DOS PUNTOS
objeto COMA objeto COMA persona COMA
objeto COMA
objeto COMA
objeto PUNTOS SUSPENSIVOS
propuesta COMA sujeto COMA objeto PUNTO
aclaración COMA solución PUNTO
despedida PUNTO

firma fecha

jueves, 12 de agosto de 2010

La antena sobre el puticlús

En el barrio estamos muy orgullosos de nuestro Puticlub porque, aunque algunos no lo visitamos, sabemos que se encuentra entre los mejores de la ciudad, y ahí entra el orgullo de barrio. Siempre es bueno ser de los mejores en algo. Los clientes salen orgullosos de su visita, subiéndose la cremallera con energía, mirando al horizonte con confianza.
Yo les hago fotos, por si alguna vez ando mal de pasta y he de chantajearlos.
Vaya todo esto por delante a modo de introducción, antes de comenzar el verdadero relato.
La Madam se cruza conmigo por la calle. Intento no enfadarme cuando me dice que si tengo un minuto porque sé positivamente que será más de uno. Así que, cuando accedo, me siento en un bordillo. Tengo la boca seca porque hoy no he bebido agua. Ella cree que me pone nervioso, y me cuenta nosequé de poner una antena de telefonía móvil en el tejado de su club. Yo le hago un somero resumen de la balada de Balder, el bravo. Y ella se va a su casa inquieta, creo, pensando en cómo interpretar mis palabras. En la posible moraleja de mis sabias lecciones. Pensando si votaré, en la asociación de vecinos, a favor o en contra.

martes, 10 de agosto de 2010

Enaguas garrapiñadas

Los cables del transformador
venían defectuosos.
Triste defecto de nacimiento.
No debo callarme,
no debo conformarme.
Debo ir, debo reclamar.
Quería pasarme todas las vacaciones
sin salir de casa.
Pero debo ir.
Debo reclamar.
Debo ir y reclamar.
Un día.

jueves, 29 de julio de 2010

Propongo

Deja que te despierte a mitad de la noche,
aullando a la luna en el descampado,
destartalando los planes de nuestros señores,
fundiendo los azares en el hornillo.
Déjame enseñarte a escribir
sin rimar.
Que el tiempo pase por entre tus dedos
sin dejar cicatrices en tu bazo.
Que nunca sea pronto y tarde a la vez.
Saltemos juntos los charcos de la avenida,
busquemos caracoles,
siempre que llueva.

lunes, 19 de julio de 2010

A Gustavo

Suena el telefonillo y oigo por él una voz grave, cascada, que me pregunta si es aquí donde tiene que venir. Le abro y le pido disculpas por mis pelos y mi camisón, y por hacerle venir de urgencia, a rejuntar ventanas. 
Él me contesta que  no me preocupe, que a él rejuntar le encanta. Y se pone a la faena mientras yo me voy a escribir al ordenador. Cuando oigo un ruido me acerco por si se ha caído por la ventana o algo así. Al llegar lo encuentro en el suelo, llorando, cubierto de silicona. Hago que se incorpore y lo siento en una silla, no vaya a mancharme de silicona el sofá. 
Le ofrezco un vaso de agua y unas hojas de lechuga. Y me cuenta, entre sollozos, que sus golondrinas han emigrado, y que algunas no volverán.
Para que olvide, le invito al ecoparque, donde pasamos la tarde, entre las atracciones. Recicla que reciclaré se nos ha hecho muy tarde. El tiempo pasa volando cuando te diviertes. Al volver al barrio ya no están ni el narco de guarda ni el frutero paquistaní. El psicólogo, subido a una azotea, le aúlla a la luna.

jueves, 15 de julio de 2010

Supermercado

En el supermercado arrastro mi carrito. Una señora se dedica a romper los sellos de los alimentos plastificados. Un señor selecciona entre el montón de papel higiénico el especial diarrea. Todo transcurre normalmente hasta que, al girar el rincón donde sitúan el fuet, mi carrito choca con la el de la madre del arquitecto.
Me increpay amenaza con su paraguas. Y me dice que ya le había advertido su hijo sobre mí.
Yo imagino doce formas distintas de humillarla verbalmente pero, finalmente, no empleo ninguna. Quiero una compra limpia, una tranquila vuelta al hogar y, a la noche, una suculenta cena y un libro.
Despierto a tiempo de eludir el contacto de su paraguas. Señora, se dice que da mala suerte ensartar a la gente en sitios cerrados.
Le indico que pruebe el guacamole.

domingo, 27 de junio de 2010

El preconcierto

Acto I.
(De repente, entre el silencio,el señor del mocho en el casco comienza a arengarnos.)
   Soldado Uno: ¿A qué viene todo esto? Por mucho que nos cuente sus anteriores batallas, esta noche podríamos caer todos aquí
   Soldado Dos: Sólo soy un número. Un constructo.
   Soldado Uno: ¡Mira! El cielo se está llenando de aves rapaces carroñeras.

Acto II.
(El señor del casco curioso sigue con sus declamaciones, comienza a lllover)
   Soldado Uno: Teníamos que habérnoslo pensado todo esto antes.
   Soldado Dos: Ráscame un poco más arriba, por favor.

Acto III.
(La lluvia arrecia. El público se ha ido. Se ha aplazado la batalla. Los señores de los cascos trabajados se encuentran calientes en una tienda de campaña de oficiales. El soldado Dos está muy enfermo de gripe asiática).
    Soldado Uno: OH! Siempre supe que no debimos embarcarnos en ésta aventura. ¿Qué puedo hacer por tí?
   Soldado Dos: En mi lecho de muerte te pido: Rehabilita mi casa, cuida de mis derechos consolidados, dale de comer a mi Hámster.

miércoles, 23 de junio de 2010

Posibilidad 258.01

A la espera del metro caigo en la cuenta.
Las máquinas expenden refrescos, chocolatillos y felicidad, pero no hay ninguna que surta de blocs de notas. Me siento desnudo, no me puedo expresar.
A cada metro que pasa se exhalta la amistad de los muchachos de enfrente.
A cada minuto, una gran creación muere sin ver la luz.
Por la tarde, todo ha cambiado.
Escribo poesías en un recién mangado bloc donde se apuntan las comandas. Intento regalárselas a la gente del vagón. Nadie las quiere. Las recito en voz alta.

"¡Y ete aquí que el calvo me deslumbra!..."

lunes, 14 de junio de 2010

Luego nadie tiene limpia su terraza

Vuelvo acalorado al portal, huyendo del terrible sol de junio y compruebo que algún imbécil se ha dejado la puerta abierta. Así que ya no hace efecto cueva y se siente el poniente tan fuerte como en el exterior. Atrás quedan los tiempos en los que todos los vecinos nos bajábamos al portal, a estar fresquitos. Y cuando el señor Francisco puso una bodeguilla... 
Inmune a semejantes nostalgias subo a casa eludiendo como puedo al vecino que  surge del ascensor y me pide amistad.
Nada más despojarme de los zapatos tengo una llamada. Una niña tiene un examen al día siguiente. Me llama su novio. Y me indica que estará presente durante la clase.
Teleprofe resuelve dudas logarítmicas, al novio le enseño a hacer haikus. Les dejo muy contentos con sus nuevas habilidades. Me pagan gustosos. Les gustaría poder pagarme más. Yo quiesiera pasarme la tarde leyendo. Él hace el pino puente en señal de gratitud, no me quejo. Yo les digo que se parecen mucho, que si van a seguir siendo novios deberían hacerse un chequeo genético. Les doy la mano, sonríen, les miro a los ojos.
Les ordeno que coman mucha fruta.

jueves, 27 de mayo de 2010

Escrito en el recreo

El censor ha vuelto a actuar. Con una patada en la puerta ha entrado en casa del masajista Agustín, y se lo ha tirado todo por los suelos. Le ha confiscado equipo, y le he prometido una vida imposible. 
Agustín, desconsolado, ha llamado por orden alfabético a todos sus amigos. Y el primero empieza por F. Nos hemos tomado unas cañas, buscando la solución a su aflicción. 
Mientras me cuenta cómo se peleó con el arquitecto, porque le hizo un mal masaje a su mujer, creo, yo percusiono sobre la mesa con las yemas de los dedos y hago ritmos fantásticos a base de explosiones de saliva.
El tiempo pasa despacio cuando descargas de desgracias a un amigo. Las cervezas caen. Pasa una tórtola cerca de la ventana. Y una señora gorda. Me enmimismo.
Cuando despierto con el brazo casi gangrenado, Agustín está muy borracho y yo tengo hambre. Le acompaño a casa.
Con la tontería del drama no he hecho la compra. Así que voy a por una pizza a la tienda de pizzas. En cinco minutos estará. Si hubiera elegido la número siete quién sabe cuánto hubiera tardado.
Esperando que la señora haga la pizza, salgo fuera.
Son diez minutos de paz, mirando al edificio de enfrente y las nubes bañadas por la luz del crepúsculo. Mecido pot una suave brisa entremezclada con el olor del horno.
Sonrío. 
El móvil no suena. Disfruto la espera.

sábado, 15 de mayo de 2010

Nuevo libro de Cazolo

Tenemos ya en nuestras manos un ejemplar del fantástico libro que acaba de publicar nuestro amigo Juan Pablo dentro de la línea editorial de la Federación Nacional del Trampantojo y la Chiclana. 
Además de su tendencia a realizar los ensayos más desgarradores, Cazolo se destapa con este supuesto divertimento en el que nos cuenta su día a día y su relación con todos nosotros, seres inferiores que no lo comprendemos. El texto fluye por nuestros ojos hacia nuestro cerebro sin ningún escollo, se apodera de nosotros y nos abduce. Es de una franqueza y un poderío admirables. Así, lejos de quedarse en un paréntesis entre sus obras con mayores aspiraciones, éste es un canto a la literatura que, sin duda, creará escuela.
El discreto encanto de ser perfecto es un libro muy recomendable para todos aquellos que queramos ponernos, por unas horas, en su piel. Se resuelve como la única manera de, ínfimamente, empatizar con tan gran figura del arte y el pensamiento.
1583 págs. IMPRESCINDIBLE.

domingo, 2 de mayo de 2010

Plegaria

Io a Yós o notros,
y o tós os aninos,


E ar tá lleno e icías, e ninenos achos
Y ¿áne tá uro?
¿Áne tá ado?
Ino a era de tao.
Ino a era e a inga.
Ino a era e una ida.
Anane, anane, aó.
Y oe toos ininas,
e a io oto izo.
Nana ás inir, ao.

miércoles, 28 de abril de 2010

Tipos de zombis: el inepto.

La señora de la ventanilla de Hacienda era una inepta, de las de verdad. Se sacudía mis palabras sin esfuerzo y cumplía con sus horas de permanencia, pero no con su trabajo. De las que no les importa su interlocutor, de las que saben que, hagan lo que hagan, al día siguiente volverá a amanecer.

El inepto nace y se hace. Muchos vienen así de fábrica.  Con la práctica mejora, pero también se contagia. Si un inepto te atrapa, se puede quedar con tu alma, y te conviertes en inepto, como él. Aprendes ineptitud de tu maestro hasta que te ve preparado y te deja volar, recorrer tu propio camino. 
La ineptitud es aferente y eferente. Sale del inepto y se expande por el universo. Pero también se retroalimenta. El inepto aprende, mejora. Potencia su ineptitud por el uso y la experiencia. Por medio de los sentidos observa a otros ineptos.

Los ineptos caminan por la vida cometiendo sus tropelías, sin rendir cuentas a nadie, sin que su conciencia les reprenda. Están condenados a ejercer las veinticuatro horas del día. Son estoicos.

El verdadero inepto es modesto. No admite su ineptitud de manera pública ni privada, ni siquiera ante las más altas instancias. Nunca verás a un inepto parloteando su ineptitud, pues no son teóricos, son gente inepta, que se dedican a hacer el inepto en todos sus registros.

El inepto no se diferencia del pobre ser humano común en nada apreciable por su físico o su apariencia. El barrendero, el señor mejor vestido y tu vecino de la puerta de al lado podrían ser ineptos.

Atendiendo al tiempo que llevan ejerciendo, el inepto puede ser cosechero, crianza, reserva o gran reserva.
Atendiendo al potencial, hay ineptos cosecheros muy dignos, y hay crianzas que pueden codearse con ineptos gran reserva y no desentonar.
Un inepto gran reserva tiene mucho mérito, porque ha mantenido su ineptitud durante muchos años, y no ha dado su brazo a torcer.

Dos buenos ineptos inspirados pueden colapsar el tráfico de mi ciudad durante unas cuántas horas. Más ineptos bien organizados tienen potencial infinito. Muchos creemos ser ineptos, queremos serlo. Pero no somos válidos, no tenemos talento suficiente.

sábado, 24 de abril de 2010

Son los mares

Pio pio vola celo.
Etella billa lo leo.
¿E u dabo, lo teno?
Y empe oeía maa,
a guá i iero o epo caío,
u eno en a nano.
¿On a tao, i ando?

Ao, ao, e aó.
Ta ien,
y ao e azón.

Uuuuuuuuy!
(Pienso que esto de estudiar pa logopeda me está afectando de verdás)

viernes, 23 de abril de 2010

Ni al recreo quiero salir.

Suena el timbre y, entre empujones, salimos todos al recreo. Cunde el pánico al no ver hoy los cochazos, los narcotraficantes no han podido venir.
Unos niños se agolpan en la valla, zarandeándola, con la mirada perdida. Otros se echan las manos a la cabeza, o se pegan patadas entre sí.
¿Habrán sufrido un accidente? Por lo menos, con los maravillosos coches que ostentan, no tendrán daños corporales... Es nuestro consuelo. Tal vez deberíamos llamar a los hospitales.
Un grupo se dedica a seguir a los peatones que rodean el colegio, medio imatándolos, medio implorándoles algo. Más de uno se lleva un buen susto.
¿Habrán sido apresados? No es tampoco extraño, dada la naturaleza de su trabajo. Deberíamos llamar a las comisarías, para comprobar que, en caso afirmativo, no hayan sido demasiado maltratados. Eso nos tranquilizaría a todos.
Suena el timbre. Los alumnos vuelven a clase, desquiciados. A ver quién les aguanta ahora el mono.

miércoles, 14 de abril de 2010

s/t

Hermanos míos,
hicimos un trato.
Durante el curso
os enseñábamos a volar,
a arrastraros,
a contar ovejas,
a no reír las gracias.
A cada uno os decíamos
cuál era vuestra gesta.
Y, a cambio,
teníais que salir a la calle
a gritar.
Id y triunfad.

martes, 13 de abril de 2010

El café derramado

El uniforme les delata.
Sus movimientos son torpes.
Alguno de ellos, retardado.
Posan constantemente.
Muy en serio todos se toman
a sí mismos.
Podrían vender biblias,
o lavadoras, o torniquetes.
Un poco de azúcar glas
sobre los pantalones
y un estallido de furia.
Mi bolígafo arde al verlos actuar.
Y nadie les ha llevado la contraria.
Nadie les ha hecho olerse.
Desde pequeños
nadie, en todas su vidas,
les ha obligado a mirarse
detrás de la corbata.

domingo, 11 de abril de 2010

¿Quién manda en la escalera?

Pascual vuelve a encontrárseme por la calle y me vuelve a preguntar si a mí me molesta por la noche la radio del ascensorista. Y yo le digo que su viejo perro huele muy mal, que lo limpie, le haga la eutanasia o lo suba a casa en brazos. Que yo nunca seré un aliado para sus triquiñuelas. Le pido un chicle.
Me dice que él se despierta con la radio, porque se acuesta antes de las doce. Que su mujer se queda en el ordenador, desnudándose. Me da el chicle. Me lo intenta poner en a boca, pero pienso que sus dedos deben oler a perro muerto.
Me despido de él y voy a por el periódico. En la papelería, la mujer del cartero ríe poseida. La contemplo preguntándome si todos los barrios son como éste. El kiosquero disc-jockey me saluda  haciendo vibrar los altavoces. Un poco más.
Cuando se van los niños que estaban delante de mí, cargados de chuches y cervezas, nos quitamos las camisetas y nos fotocopiamos las axilas.

jueves, 8 de abril de 2010

viernes, 26 de marzo de 2010

Alergia al dulce

Hacíamos cosas para ganarnos el infierno.
Íbamos al estanque a dar de comer a las pirañas ¡Cómo saltaban! Éramos felices dando un paseo al aire libre hasta que pasó por allí el repartidor de butano e intentó agregarnos a su red social. En ése momento me fui a la librería. a manosear tomos gordos. De esos que nunca se compran por el elevado precio y por no ir cargado hasta casa con ellos. Por ése mismo motivo, tampoco se roban nunca. 
La dependienta me sonríe cuando estornudo sobre un monográfico del barroco. Abro otro sobre el renacimiento y también estornudo. Así que comienzo a abrirlos todos cronológicamente desde el arte rupestre. La dependienta, al ver lo ocupado que estoy, me ayuda a encontrarlos. Sabe mucho de historia. A veces, ya tiene preparado el siguiente libro antes de que yo deje el anterior. No paro de estornudar hasta llegar a los prerafaelistas.
Mañana, vendré y lo intentaré con la literatura.

viernes, 19 de marzo de 2010

En el portal

El más gordo de los entrenadores del equipo de fútbol del barrio es, sin duda, el que mejor voz posee. Bajo al campo a preguntarle qué aspiraciones tiene en la vida, pero decido no salir del portal. Éste hace efecto cueva y se está muy bien en él.
Desde el cristal veo cómo los niños le dan de merendar a sus madres en el parque. Se encuentran intercambiando cosmovisiones mientras ellas se columpian. De vez en cuando, les gritan, y ellas acuden a morder un trozo de bocadillo de mortadela. La que se lo acaba todo puede comerse una piruleta.
El padre de todos ellos vuelve con un azadón y una cebolla. Esta noche cenarán todos bien.
Veo también el pasacalle. Todos están muy contentos. La fallera mayor recibe un disparo en las costillas. Cientos de falleros la protegen. Todos quieren ser el siguiente. Como veo el montón, no lo dudo más y me lanzo encima. 
La sala de espera de urgencias se llena de falleras por operar.  Organizo un concurso de sambori entre los familiares de las heridas. La preocupación no les deja guardar el equilibrio.

sábado, 13 de marzo de 2010

El imitador de Ángel Cristo

Cuando salgo de casa a comprar frutas me cruzo con el buzo que vuelve de correr. Va hecho una sopa. Compro los nutrientes y voy a por un Kebap. El kebapero me pregunta qué tal me va, por cumplir. Le contesto que bien. Me pregunta cuál es mi oficio. Le digo que maestro y me cuenta que en su Pakistán natal los maestros le pegaban con varas y cogió miedo a estudiar. Y que por eso está ahora aquí, poniéndome picante en el rollo.
Al día siguiente, vuelvo al Kebap, estoy a dieta.
Mientras pasa la máquina ésa tan graciosa por el rollo de cordero me pregunta si me va bien en el trabajo. Le digo que se hace lo que se puede. Me pregunta en quñe trabajo y le digo que soy bombero. Él me cuenta que en su Pakistán natal los bomberos le pegaban con varas, y que les cogió miedo. Yo le digo que gracias a eso, él hace ahora esos kebaps tan adictivos. 
Él sonríe y añora su casa.

viernes, 12 de marzo de 2010

s/t

Ante el gran mastodonte de hormigón
un hombre solo, valiente,
se detiene.
Respira.
Mira a su alrededor.
Escribe un poema
en su PDA.

lunes, 8 de marzo de 2010

Venganza en el portal

Ésta vez, cuando el archiduque me habla, lo hace con respeto. Porque sabe que sus motivaciones son para mí granos de arena. El ascensor tarda una eternidad mientras, sinceramente, me cuentan naderías. Admiro su pasión por las cosas materiales, al igual que él se admira a sí mismo, y a su apariencia de gallo subalterno. Y yo lo siento mucho por la archiduquesa. La cual ni siquiera debe saber que hay hombres no dependientes de aceptación social, con vida propia.
Algo hay que arreglar en la finca. Con toda mi concentración, al fin consigo pensar en mis cosas, hacer que sus palabras caigan en saco roto. Visualizo una enorme taza de colacao, en la que caen desde lo alto los nadadores. Casi no salpican. Ha dicho escaleras. Por las cuales salen los nadadores. Un mozo les acerca toallas, para que se sequen antes de que suelten el toro. Ha dicho vergüenza. La que sienten mis tobillos ante tanta parfernalia.
El ascensor llega. Me disculpo. Le digo que necesito ir al baño, que le aprecio en toda su dimensión.

viernes, 26 de febrero de 2010

El juicio final

Tampoco es que Pascual sea muy listo,
ni muy guapo,
ni muy alto,
ni muy bajo.
Tiene un perro apestoso,
y una voz ronca, espeluznante.
Habla mal.
Siempre está por ahí,
con los otros
riéndoles las gracias.
Ni tampoco es gracioso, ni tiene personalidad.
Ni siquiera es buena persona...
¡Ay, Señor!
¿Si, finalmente, lograra encontrar uno que valiera
nos perdonarías?

domingo, 21 de febrero de 2010

Al contraataque

Hemos dado una clase de fotografía a alumnos de enseñanza secundaria. Les he explicado buenos trucos. Como práctica, nos hemos fotografiado los pies. Me he alegrado mucho por ellos, y por lo bien criados que están. También me he acordado de cuando jugaba al baloncesto y me ponía al poste, y hacía una suspensión hacia atrás con un tiro imparable. A la salida conversamos esperando que dejara de llover.
Albergo esperanzas de un futuro sin agentes alergógenos. De camino a casa le doy una patada a una lata de refresco vacía que descansaba en el suelo. Sale confeti de ella. Si tuviera jamón, me cortaría un dedo.

viernes, 19 de febrero de 2010

El reclamo

Como siempre, me siento en la cafetería lo más cerca posible del escaparate. Una señora entra y le pregunta a la camarera si han llegado sus amigas. La chica, muy sonriente, le contesta que si no ve que no. Un muchacho pasa por fuera llevando unos cartones. La chica se dedica a poner trufas en falditas de papel. Entra más gente. Casi está lleno el local. Las señoras de la pandilla cuentan chistes verdes y ríen fuerte. Un anciano entra con cara de aburrido.
Una señora de azul entra temblando. Pero no tiene frio, que tiene humedad. Fuera, un perro peludo pisa un charco al orinar y se va dejando huellas en el asfalto. Mucha gente entra y sale. Y el local siempre está lleno. Aburrido, hago ademán de irme. Quédate un poco más, me dice sonriente la muchacha. Y se va al quiosco, volviendo con el periódico y una revista de curiosidades científicas con los que me cautiva. Durante un tiempo indeterminado leo sin parar. Mucha gente entra y sale, y consume.
Con las piernas dormidas, ya no aguanto más, he de irme. Le hago la cuenta. Calculamos todo lo que se ha consumido en el local desde que entré y la chica, muy sonriente, me da el 15%.

sábado, 13 de febrero de 2010

sábado, 13 de febrero de 2010

La señora me pone un helado de mora y café. Su bigote es único. Me quedo fascinado, mirándolo. La gente no puede aguantar la admiración, así que la señora comienza a ponerse nerviosa, incómoda. La mano se me llena de chorros de pistacho descongelado porque alguien ha dejado encina de mi helado el suyo. Al parecer, no le gustaba. Durante unos minutos me hace mucha gracia acordarme del señor Cabecitadepera, el protagonista del grito de Munch. 
Me sacan de la heladería en una carretilla, así que vuelvo a casa.
Con la mano pringosa saludi al nuevo presidente de la finca, al cual admiro sobemanera. Sabe lo que me pasó en Guatemala y me mira compasivo, dándome palmadas en el hombro. Yo le hablo de su mujer, y de ése capitán de barco que ahora revisa las instalaciones del gas ciudad.

jueves, 11 de febrero de 2010

Mejor ponme dos tazas

Ya nadie nos tose.
Somos más rápidos que ellos.
La vuelta a casa con esa sensación de famélica victoria
entre tantos arreos por estrenar.
Aquella reunión en la cumbre
de talentosos no censados.
¡Cuántos secretos guarda nuestra querida rotonda!
A veces, pego un fuerte golpe en la mesa
sólo para ver cómo se callan.

domingo, 7 de febrero de 2010

Una aguja en un pajar

Vamos todos juntos
¡YA!
deprisa, cerdos.

¡Qué guapos vais todos, la leche!
Bestias hambrientas que hacen lo posible por brillar,
por que su jefe les vea haciendo algo de provecho,
que sólo merecen compasión...

Ya está cerca el próximo recorte de personal
muchos habrán de colgar la corbata en breve.
Y, para ello, habrá una eliminatoria
que, espero, nos televisen.
Un futbolista menos, 300 becas más.

domingo, 3 de enero de 2010

2010, creo.

Es muy fácil dar vuestra opinión desde el lugar en el que estáis.
Es muy fácil señalar desde la arena blanca de vuestras playas.
Muy fácil que os salga todo bien.
Os hacéis fotos mirándoos al espejo.
Y tragáis luz como quien traga sables.
Dictad, dictad. Que vuestra secretaria os acoge en su seno.
Unos lo tienen todo listo.
Otros deben de ir probando.
Pero llega el día en que la calle queda desierta
para que podamos bajar los toldos de los comercios.
Tranquilos, que todavía no tiene título.

En el iglú

Supongo que sí.
Muchas veces nos cantan la misma canción.
Y nosotros la compramos, que conste.
Más o menos, por aquella época,
solíamos embaucar a los demás
en proyectos imposibles.
Pero un buen día perdí mi falda escocesa
y nadie más supo de mis anginas.
Así que nadamos hacia la orilla
esperando sobrevivir.
Pero tranquilos, que estáis en mi base de datos.
Las morcillas, sacadlas del fuego.