jueves, 15 de julio de 2010

Supermercado

En el supermercado arrastro mi carrito. Una señora se dedica a romper los sellos de los alimentos plastificados. Un señor selecciona entre el montón de papel higiénico el especial diarrea. Todo transcurre normalmente hasta que, al girar el rincón donde sitúan el fuet, mi carrito choca con la el de la madre del arquitecto.
Me increpay amenaza con su paraguas. Y me dice que ya le había advertido su hijo sobre mí.
Yo imagino doce formas distintas de humillarla verbalmente pero, finalmente, no empleo ninguna. Quiero una compra limpia, una tranquila vuelta al hogar y, a la noche, una suculenta cena y un libro.
Despierto a tiempo de eludir el contacto de su paraguas. Señora, se dice que da mala suerte ensartar a la gente en sitios cerrados.
Le indico que pruebe el guacamole.

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Ya vale de leer sin decir nada. Manifiéstate.