domingo, 11 de abril de 2010

¿Quién manda en la escalera?

Pascual vuelve a encontrárseme por la calle y me vuelve a preguntar si a mí me molesta por la noche la radio del ascensorista. Y yo le digo que su viejo perro huele muy mal, que lo limpie, le haga la eutanasia o lo suba a casa en brazos. Que yo nunca seré un aliado para sus triquiñuelas. Le pido un chicle.
Me dice que él se despierta con la radio, porque se acuesta antes de las doce. Que su mujer se queda en el ordenador, desnudándose. Me da el chicle. Me lo intenta poner en a boca, pero pienso que sus dedos deben oler a perro muerto.
Me despido de él y voy a por el periódico. En la papelería, la mujer del cartero ríe poseida. La contemplo preguntándome si todos los barrios son como éste. El kiosquero disc-jockey me saluda  haciendo vibrar los altavoces. Un poco más.
Cuando se van los niños que estaban delante de mí, cargados de chuches y cervezas, nos quitamos las camisetas y nos fotocopiamos las axilas.

1 comentario:

Ya vale de leer sin decir nada. Manifiéstate.