sábado, 1 de octubre de 2016

El antepasado caníbal

A continuación, publicamos un extracto de la excelsa conferencia dada por el eminente Oliver Oliver en el Real Auditorio Sarraceno de la Exce-lentísima Ciudad de Córdoba. Dentro de los encuentros organizados por la Federación Nacional del Trampantojo y la Chiclana acerca de nuestro origen. Dentro de la magnífica llamada a la reflexión de nombre: "Origen y destino; redundancia anacrónica".

Ante todo, dar las gracias al Real Auditorio Sarraceno de la Exce-lentísima Ciudad de Córdoba, así como a la Federación Nacional del Trampantojo y la Chiclana (...). Saltamos, porque aquí vienen una serie de presentaciones y buenas maneras que ocupan folios. Y no las consideramos importantes para entender el resto. El que quiera una copia del texto íntegro, que consulte con nosotros.
Mucho se ha escrito últimamente acerca de nuestra posible ascendencia, de si los genes de la humanidad provienen de África, de Oriente, o de dónde narices puedan venir. De si nuestro abuelo era el australopitecus,o la mezcla de las distintas versiones de homínidos que "interactuaban" entre sí.
(...)Esta parte la saltamos porque explica lo que es interactuar en este contexto. Y, si hay algo peor que un mal acudit, es la explicación de un acudit.
Recientes excavaciones revelan noticias más que nunca turbadoras acerca de nuestro posible origen.
Se han encontrado numerosas muestras de un homínido coetáneo a los conocidos hábilis y erectus que ha venido para quedarse y colocar un nuevo quebradero de cabeza al gran puzzle que ya tenían nuestros antropólogos y genetistas.
Los restos hallados en los nichos de estos yacimientos muestran una serie de características que los diferencian de los ya conocidos. Para empezar, los fémures hallados, siempre son fémures no preguntéis por qué, tanto de homínidos como de branquiosaurios, tienen aproximadamente la misma longitud que los de los sapiens de su época. Pero mucho mayor grosor y densidad. Las incisiones que producen los tendones son también más acusadas, por lo que llegamos a la conclusión de que eran más corpulentos.
Dos millones de años nos diferencian de ellos. Sin embargo, como vamos a poder comprobar, poco hemos evolucionado desde entonces. Al parecer, el homo pastrami era, principalmente, un antropófago atroz. Se le ha dado a llamar así por la técnica de preparación de la carne que, se entiende, utilizaba. A raíz de la dentadura casi inmaculada de un sujeto joven encontrada en este asentamiento, más parecida a la de un felino o un babuino que un hombre. ¿Por qué se extinguió un ser con el mismo potencial para razonar, con cuerpos más musculados y que, a su vez, para alimentarse, mermaba las filas de sus competidores por ser el origen de nuestro legado?
(...) Me fui al baño y me llevé la grabadora, ¡sin querer! Allí me encontré con un compañero de la Facultad de Bellas Artes, que estaba fregando el suelo. Así que nos fuimos de cervezas. Faltan aproximadamente 45 minutos de conferencia.
Si alguien quiere el texto íntegro que hable con la Federación Nacional del Trampantojo y la Chiclana, que yo no lo tengo. Lo siento.
Se llegó a la conclusión de que, hartos de cazar a sus primos, mantuvieron vivas a algunas de sus presas y trataron de criarlas, para intentar que se reprodujeran en cautividad. Y así evitarse el riesgo de combatir o cazar para alimentarse. Esto creó los primeros asentamientos. Hizo que el homo pastrami pasara de nómada a sedentario... por un tiempo. Puesto que se dieron cuenta que tenían que mantenerlos vivos si querían engullirlos posteriormente. Para ello, tuvieron la capacidad de copiar de sus cautivos las artes de la agricultura. Pero no la constancia.
Llegado el momento, se dieron cuenta de que estaban haciendo mucho más esfuerzo para mantener a su comida del que anteriormente hacían para mantenerse a sí mismos. Así que devoraron las reservas que les quedaban y volvieron a sus anteriores andanzas.
Recientes pruebas de ADN mitocondrial, comparando el nuestro con el recién llegado con, a su vez, las anteriores equiparaciones realizadas que confrontaban las otras especies, están dando resultados sorprendentes. A saber, casi el 4% de la carga genética indoeuropea proviene del pastrami, más todavía que la influencia ejercida por el demisovano. Nuestros compañeros del Instituto Max Planck todavía no salen de su asombro y se preguntan cuantos bisabuelos no hemos conocido todavía. ¿Ha sido durante décadas silenciada su existencia? ¿Querían ocultarnos que los países de habla inglesa tienen hasta un 6% de ADN caníbal en su legado? ¿Cuántas más cosas nos oculta esta gente?
(...) Esta parte la saltamos porque, al estar dando golpecitos con los dedos en la grabadora, presa del aburrimiento por la enumeración de complots. No consigo entender lo que decía y no lo he podido transcribir.
Por lo demás, parece que el homo pastrami continuó siendo totalmente nómada hasta su extinción o asimilación total por las otras razas. De ahí que no sería extraño que, en breve, encontráramos nuevos yacimientos que vendrán a confirmar toda esta serie de especulaciones o a echar por tierra estos descubrimientos que invalidaron los anteriores, que dieron al traste con otros más antiguos, que refutaban sus raices, que iban en contra de las religiones, que habían derrumbado los mitos primigenios.

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