jueves, 20 de enero de 2011

El contraprogramador

Era un ser muy predecible, ritualista, casi compulsivo. Si no era capaz de llevar a cabo todos los pasos que se había marcado en cada una de sus actividades, se descolocaba, no conseguía funcionar. Analizaba cada una de las situaciones de su vida de la misma manera que realizaba su trabajo, con esa glaciar resolución que le hacía tomar decisiones acertadas en segundos. Era un genio, un estratega sin par. Cuando todos estábamos en casa descansando, haciéndonos puré el cerebro con la televisión, era cuando más trabajaba. Él era el que nos daba el alpiste, la droga catódica que tanto nos gustaba consumir, aunque siempre lo negábamos. Nos servía en bandeja adicciones, series de ficción, debates morbosos, siempre perjudicando lo máximo posible a las cadenas contrarias.
Cuando entraba en el bar se producía un silencio. Todos lo mirábamos con respeto. Alguno se le acercaba y le preguntaba cómo acababa alguna serie, o cuándo iba a comenzar el siguiente reality. Muchas veces salía de allí invitado.
Hoy ha muerto. Su gran corazón no ha podido aguantar el día a día. La exigente empresa en la que estaba embarcado ha acabado con él. Nos llevó felicidad a casa, nos iluminó con sus maravillosas programaciones, llenó nuestras vidas vacías, evitó que tuviéramos que leer, que pudiéramos pensar. Era racional, no tenía escrúpulos, siempre tenía pensado un plan B, siempre con un as en la manga, excepto para su sistema cardiovascular.
Hoy ha muerto nuestro contraprogramador. Seguramente alguien le substituirá muy pronto. Será un profesional muy válido, sin duda. Nos manipulará como lo hizo su antecesor. Pero no será Paco, no será el nuestro. Hoy y mañana pensaremos en él un rato. Hasta que comience nuestro programa favorito, o hasta que llegue su substituto y llene nuestros crepúsculos con sus emisiones.

2 comentarios:

  1. Si seguimos el primer parrafo al pie de la letra para encontrar un candidato, tienes un sobrino que ni pintao, vamos...

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Ya vale de leer sin decir nada. Manifiéstate.