Este es un poema
para declamar,
para, con voz alta
y grave, casi afectada,
decirlo a los
cuatro vientos.
Para que no se
quede en el tintero
ni en la hoja, ni
en la retina.
Recítalo con
música:
No lo leas para
tí, no. No lo susurres, no.
Este poema nació
para la oralidad.
Es sonoro, duro,
concreto.
Este poema tiene
las cosas claras.
Su consistencia,
su deseo de
convertirse en
onda sonora
debe ser
respetado.
No te lo quedes,
no. No lo coartes, no.
Este es un poema
oral,
que transciende de
la simple lectura.
Désele, pues, al
poema
su solución más
lógica.
Libérese de las
ataduras del papel
y compártase con
los que puedan oírlo.
Emítase.
De viva voz.
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Ya vale de leer sin decir nada. Manifiéstate.