martes, 16 de agosto de 2016

Mejor que cola de león, cabeza de chorlito

No gané ningún premio, no penséis que me interesa,  pero muchos me pidieron consejos cuando estaban en la élite. Yo les expliqué como eludir la melancolía y la vanidad. Les invité a merendar.
Yo no estuve en primera línea, ni en las trincheras, pero si no llega a ser por mí, los de la vanguardia no hubieran tenido alimentos, ni balas, ni cuadros. No hubieran tenido risas ni amaneceres.
Yo no marqué el gol. Ni di el pase final, ni detuve a los atacantes, pero todos los partidos en los que jugué fueron emocionantes. En todos ellos ganamos. Preparé a mis compañeros para sus exámenes finales.
No salí en la foto final, no supe quedarme quieto. Pero ayudé a poner los trípodes, y leí en voz alta lo que nos decía el fotómetro. Hice café para todos.
No desactivé el reactor, no pude enfriarlo yo solo. Pero llamé al Ministerio de Desastres y les leí el manual por teléfono. Conduje toda la noche.
No me especialicé en nada, puesto que encontré tantas cosas bonitas que quise aprender de muchas de ellas. Hice fotos muy bonitas.
Pero tampoco me quedé en casa viendo la televisión. No participé en ningún escándalo, no llevé alhajas ni me cegaron las ansias ni los complejos, ni inseguridades que la sociedad nos impone. Leí muchos libros y cómics.
Debí haber trabajado mejor las lumbares. El resto lo escribiré a partir de ahora.

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