Vamos haciendo profundos cambios.
Ya
hemos aprendido todos a tocar la flauta. La ciudad chirría con nuestras
disonancias. Resulta insoportable para cualquier cerebro ordenado. ¡Todo es tan bello!
Los
camiones blindados que antes pasaban por los bancos a recoger dinero
ahora van con hombres armados recogiendo mierda y vergüenza generadas
por las mismas instituciones. Es muy valiosa en otros países. La cambiamos por bananas.
Y
cuando nos rodearan los lobos, darles un golpe en la nariz con nuestras
botellas de agua, para que se caigan con la espalda en el suelo y se
queden moviendo las patas hacia arriba, como hacían los leones de
safari, sin poder volver a levantarse. Hasta que se pixelan y desaparecen poco a poco.
Es la nueva sociedad, una ilusión. Un continuo inclasificable que nos lleva por fin al estado ideal. O eso creemos.
A las 21:15, empieza la cena de sobaquillo. Hago ajoaceite para todos.
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Ya vale de leer sin decir nada. Manifiéstate.