Hoy me he duchado sin peine
y he corrido sin música,
he sembrado sin letras
y he comido sin fe.
Me he marchado
y he salvado los muebles.
Y he sembrado sin cielo,
he comenzado sin peine,
he bebido sin miedo
y he gastado sin sueldo.
Un día, para mí, normal.
Porque he corrido sin sueño
y he almorzado sin rumbo,
me he curado sin miedo
y he reservado del mundo
tan solo un rincón tranquilo... ¡¡¡POR SUPUESTO!!!
Y he vuelto sin prisa
y he pisado sin pelo,
me he afeitado sin cuento.
Y me he quedado inmóvil, esperando salir en la foto.
Y me he salvado.
Sí, querido Mario,
me he salvado.
No he podido evitarlo.
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EXCELSO...
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