Un día, les hice croquetas
con todo mi cariño.
Y me acusaron de utilizar sobras
como el pan rallado
y el cocido.
Vilipendiado, herido,
retirado a llorar
y a vendarme las heridas de las manos
realizadas al deshacer el pan duro.
Y a poner tiritas en el corazón
del que emanaba el amor
con el que salpimenté la mezcla informe.
Sí,
en las croquetas predominaba la sobra,
el desecho.
Como en vuestras sucias almas
cargadas hasta arriba
de pesadilla, de rencor,
de temor por lo nuevo,
limpio y excitante.
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Ya vale de leer sin decir nada. Manifiéstate.