Ya no existen los sabios.
El congreso internacional de especies en peligro
los ha declarado extintos.
El progreso y la mano del hombre
se los han llevado a la mierda
del limbo ascético
con las otras criaturas mitológicas.
No existen los sabios
porque no caben en los putos formularios
de empleo telemático de las franquicias,
poque son molestos,
porque eran seres excelsos, poderosos,
capaces de erosionar la realidad.
No existen los sabios,
pero siguen creciendo en número
el hambre, la envidia,
y los caciquitos ruines,
ridículos,
anacrónicos.
Si hay alguno,
si todavía queda sabio con vida,
se esconderá.
Bajará la cabeza
y se morderá la lengua
para que no le señalen,
o le tiren piedras,
o lo disequen.
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Ya vale de leer sin decir nada. Manifiéstate.