Tampoco es que Pascual sea muy listo,
ni muy guapo,
ni muy alto,
ni muy bajo.
Tiene un perro apestoso,
y una voz ronca, espeluznante.
Habla mal.
Siempre está por ahí,
con los otros
riéndoles las gracias.
Ni tampoco es gracioso, ni tiene personalidad.
Ni siquiera es buena persona...
¡Ay, Señor!
¿Si, finalmente, lograra encontrar uno que valiera
nos perdonarías?
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Ya vale de leer sin decir nada. Manifiéstate.