La brisa marina
llena nuestra cama
de iguanas cojín.
Las vueltas solo sirven
para tostarnos,
no para encontrar una
cómoda posición.
El delegado de naciones hundidas
viene a arengarnos,
a nuestro nido de amor,
a decir que es tarde,
que las ovejas se han ido a dormir.
La lavadora del vecino
despega por fin.
El tebeo antiguo enciende la luz
se reparten cereales en el salón.
Huele a salmonete.
Mañana, Dios dirá.
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Ya vale de leer sin decir nada. Manifiéstate.