De la bicicleta
van cayendo pedazos de tiempo.
Aspectos de la vida
que llegan a eclosionar
segundos antes del impacto contra el suelo.
Tú sonríes, a la vez
que te secas las lágrimas de los ojos
en esta apacible tarde.
Y es la mesa la que tiembla,
dejando escapar sus quejidos
fruto de tiendo de almonedas.
Aún nos quedan un par de anécdotas
que revisitaremos sin duda,
queramos o no.
Ya, en la cuenta atrás,
es el minutero el que nos impone
cuántas risas nos quedan.
Otro día quizá arreglemos el mundo.
Acabáos el cigarro,
y entramos.
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Surrealismo ecológico.
ResponderEliminarCreo que sobran versos. El final es demoledor.
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