Deja que te despierte a mitad de la noche,
aullando a la luna en el descampado,
destartalando los planes de nuestros señores,
fundiendo los azares en el hornillo.
Déjame enseñarte a escribir
sin rimar.
Que el tiempo pase por entre tus dedos
sin dejar cicatrices en tu bazo.
Que nunca sea pronto y tarde a la vez.
Saltemos juntos los charcos de la avenida,
busquemos caracoles,
siempre que llueva.
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Ya vale de leer sin decir nada. Manifiéstate.